El 10 de febrero de 1824 el
congreso entrego a bolívar la suprema autoridad política y militar tal cual lo
exige la salvación de la República. El 29 de febrero los realistas ocuparon
Lima. Varios días antes, desde el 5 de febrero, los castillos del Real Felipe
en el Callao habían pasado a manos de los realistas, a raíz de un amotinamiento
allí de tropas argentinas.
La situación era poco menos que
desesperada. No había ejército patriota, digno de ese nombre. No llegaban los
auxiliares de Colombia en los que
Bolívar depositaba su confianza. Desde noviembre de 1823, el libertador se
había trasladado a Pativilca y había
comenzado por reorganizar los batallones y regimentos del ejército patriota.
Efectivamente. Bolívar se dedico a preparar la campaña contra los realistas. Dispuso levas y reclutamiento en los pueblos. Trato
de uniformar el armamento, especialmente los fusiles de tan distinta
procedencias. Ordeno que entrenada a los
soldados en marcha y contramarcha para que se acostumbren en la altura. Impulso
a las poblaciones cupos de dineros y joyas. Llamo a sus mejores generales:
Sucre, La Mar, Necochea, Miller, Lara,
Córdova. Las circunstancias le fueron favorables, porque, además, en el banco
realista había divisiones. Olañeta que mandaba el poderoso y experimentado
ejército del alto Perú, desconoció el virrey
La Serna.
Bolívar estableció su cuartel general en Trujillo. A
mediados de 1824, con la gran ayuda de Faustino Sánchez Carrión, logro formar
un buen ejército desde Cajamarca y Huaraz al sur, en busca de los realistas.
El 1 de agosto de 1824 Simón
Bolívar pasó a revista en Rancas, cerca de Pasco, el Ejercito Libertador.
Terminada la revista, arengo a los combatientes:
“¡Soldados! Vais a completa la
obra más grande que el cielo ha encargado a los hombres: la de salvar a un
mundo de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que
debéis destruir se jactan de catorce
años de triunfo; ellos, pues, serán dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en mil
combates.
¡Soldados! El Perú y la América
toda aguarda de vosotros la paz, hija de la victoria, y aun la Europa liberal os contemplan con encanto, porque la
libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlareis? ¡Not,
¡not, ¡no! Vosotros sois invencibles”.
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