Después de la
batalla de Junín, Canterac se dio a la retirada hacia el Cuzco, en busca del
Virrey en persona asumió el mando del ejército. Una vez reorganizadas sus fuerzas avanzó con
dirección norte hasta Ayacucho. A partir de entonces, ambos ejércitos se entregaron a una complicada guerra de movimientos. Se
libraron escaramuzas y encuentros aislados. El objetivo de La Serna era rodear
a los patriotas y cortarles sus comunicaciones con la costa. Mientras tanto,
Sucre evitaba que la estrategia española pudiese llevarse a cabo.
El Liberador Bolívar decidió volver a la costa. Dejo el ejército patriota en
Apurímac, en octubre de 1824, y enrumbo hacia Lima. Varias son las razones que
determinaron esta decisión: la presencia de buques españoles en el Callao y la
inminente llega de un ejército auxilias colombiano. Además, tenía información
de la posibilidad de malversación de un empréstito de 3’000,000 de pesos. Dejo
a Sucre al mando del Ejercito Unido Libertador con instrucciones de no provocar
un encuentro definitivo. Llego a Lima el 7 de noviembre de 1824 y luego pasó a
establecerse en Pativilca con el propósito de organizar un ejército de reserva.
Mientras tanto, el virrey La Serna, a finales de
octubre, decidió abrir campaña contra Sucre al frente de un ejército de 10,000 hombres. Sucre avanzo hasta el rió Apurímac. Desde allí, en buen orden, se retiro hacia Huamanga. Ardían de
entusiasmo los soldados patriotas. Cundía el desaliento en las filas realistas.
El 3 de diciembre de 1824, en Matará, sufrió una derrota el ejercito patriota al atravesar el
desfiladero de Corpahualco. Se detuvieron en la Pampa de Quinua y la ocuparon.
Los realistas tomaron las alturas del Condorcunca, que domina la pampa, y
cortaron él camino entre los patriotas y Lima. En la mañana del 9 de diciembre
los adversarios estaban listos para el combate
La pampa llamada Ayacucho por el indígena, queda a
unos doce kilómetros de la ciudad de Huamanga (hoy Ayacucho). Es una explanada
de suave pendiente que prolonga las faldas del Condorcunca. Al final de la
pampa esta el pueblo de Quinua.
Antes de la batalla fue autorizado un encuentro entre
los parientes que existían en ambos mandos. Al amanecer del jueves 9 de diciembre de 1824. Sucre
arengó a los soldados con estas breves y elocuentes palabras: “De los esfuerzos
de hoy pende la suerte de la América del sur. ¡Otro día de gloria va a coronar
vuestras admirable constancia!”
A Córdova, al
tiempo en que recibe la orden de atacar, se le atribuye la proclama:”
¡División, adelante ¡¡Armas a discreción!
¡Pasó de vencedores!”
La posición para la batalla se presenta favorable para
los realistas. A las diez de la mañana se rompió el fuego. La primera fase de
la batalla fue un fuerte ataque de las tres divisiones realistas:
·
El general Valdez empezó con la
embestida contra la legión Peruana, Confío en hacerla retroceder y envolverla,
para, entonces, atacar por flanco y la retaguardia al resto del ejercito
patriota.
·
Villalobos atacó contra la derechas
patriota,
·
Monet, acometió por el centro, para
atrapar al adversario y liquidarlo en una especie de operación tenaza.
La Mar resistió el ataque
del general Valdez a pie firme. En el momento oportuno, cuando La Mar empezaba a ceder y
requería la arrolló. Al ataque de la caballería española, respondió sable en
mano la caballería de Miller.
Empezó el repliegue de los
realistas. Canterac, no conseguía rehacer la línea. LA Mar se repuso y a su vez
avanzo contra Valdez. Este resistía desesperadamente. El virrey La Serna fue
herido y cayó prisionero. Canterac asumió el mando. El triunfo patriota era
completo. Valdez y los altos jefes españoles tuvieron que aceptar la oferta de
capitulación que La Mar les hizo llegar.
La batalla termino en la
cima del Condorcunca, a la una de la tarde. El combate había durado cerca de
tres horas. Los patriotas contaron trescientos muertos y más de seiscientos heridos. Las bajas realistas ascendieron
a mil cuatrocientos. Los patriotas tomaron más de mil prisioneros, y
apoderaron, como botín, de catorce piezas de artillería y más de dos mil
quinientos fusiles
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