Tenía
todavía bajo su mano un ejército considerable. A pesar de lo estipulado en la
Capitulación de Ayacucho decidió seguir resistiendo. Sin embargo, sus propios
soldados se sublevaron contra él y lo mataron en Tumusla (abril de 1825). De
este modo el ejército patriota pudo toma el Alto Perú sin necesidad de un
enfrentamiento y declarar su independencia.
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